Valle Negro es un lugar poco conocido. Un pueblo en medio del bosque, perdido entre las montañas. Mientras es de día, parece un lugar tranquilo y pintoresco, con sus casas de madera y sus calles empedradas, vistas preciosas y ocasos magníficos. Cuando cae la noche todos sus misterios salen a recorrer las calles y, a habitar el pueblo.

 

Esos misterios han sucedido siempre y, a pesar de ser recurrentes, nunca han tenido explicación. Acontecen de repente, cubren el lugar bajo una especie de hechizo. Suceden cosas inexplicables, cosas que sólo pasan en historias de terror. Nadie que viva entre sus calles jamás ha comprendido de dónde surge todo su horror, aunque estén acostumbrados a vivir con eso.

 

Allá vive un viejo escritor de novelas de terror, muy reconocido pero intrigante y enigmático. La historia de Valle Negro y la de este personaje se entrelazan por sus libros y los misterios que siembra el valle. Por coincidencia o simple casualidad, sus narrativas han sido parámetros o reflejos de lo que, poco después de ser publicados sus libros, sucede en Valle Negro. Como si todo lo que saliera de su pluma se volviera realidad.

 

Estar en Valle Negro es como entrar a un sueño. El clima es frío, el aire muy espeso. Es... extraño. Como si, de repente, estuvieras dentro de una ficción, en un pueblo concebido y planeado desde la mente de un escritor. Quizás por eso ocurren tantas cosas inexplicables. Quizás ese lugar perdido en el bosque junto con todos sus habitantes son sólo una creación detallada tras años de bosquejos de la cabeza de alguien más. O quizás sólo sea que ese lugar está embrujado.

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El viajero perdido

 El viajero perdido