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Eterno adiós
- Sandra Ocampo
- 16 may 2017
- 1 Min. de lectura

Todas las noches le leía un cuento a mi hija, la arropaba y le daba su beso de buenas noches. Sin embargo, después de un rato, la escuchaba partir, de nuevo, una noche más a donde pertenecía desde hace cinco años. Al día siguiente iba a dejarle flores y lo único que podía sentir era su manita acariciando mis mejillas.
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